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martes, 11 de febrero de 2025

Economía, Ecología .


El Hombre sobre el resto de los seres y la naturaleza.

El comportamiento humano de dominación, parece determinante y se manifiesta en el hombre como un fenómeno particularmente único entre los seres vivos conocidos. El hombre, ha tratado de someter su medio, en lugar de adaptarse a él. El resto de las especies animales o vegetales, dominan sus hábitats ante los demás organismos del sistema, pero el dominio general de la Tierra por el hombre, altera el hábitat de todas las criaturas con vida, incluyendo el propio del ser humano. 

El hombre ha experimentado en su evolución, el deseo de forzar la adaptación de la natura­leza, en lugar de tratar de vivir en armonía con ella, y esa característica le diferencia ante el resto de los seres vivos.

Para  el concepto de “medioambiente”, podemos partir del término “ambiente”, como resultado de la existencia de un conjunto de objetos, fenómenos y circunstancias en el cual se desarrollan personas y seres vivos conjuntamen­te integrados. El ambiente puede reflejar situaciones más o menos equilibradas, para cada uno de los elementos que en su medio se encuentran. No debemos de confundir “ambiente” con “naturaleza”. El primero sería, el contexto, el continente, el ámbito; y la segunda sería el medio, el contenido, el cuerpo estructura­do que da la esencia al estado de todas estas cosas que agrupadas forman el medioambiente.

La Tierra es en si mismo como planeta, un gran medio que engloba una diversidad de organismos, con características y manifestaciones propias, agrupados y relacionados entre si, en ambientes que permiten la existencia de múltiples ecosistemas, que pueden reflejar un mayor o menor grado de equilibrio medio-ambiental. La conjunción del lugar, espacio físico-químico, los elementos, organismos biológicos que en él se desarrollan, y las circunstancias e interrelaciones derivadas, reflejan en definitiva el medioambiente; objeto de estudio de varias ciencias naturales y sociales.


Normalmente, las relaciones naturales existentes entre los diferentes elementos y partes que componen un ecosistema, no ponen en peligro la supervivencia de los mismos, lo que es representa­tivo de la existencia de un equilibrio medioambiental. Frente a esta situación, frecuentemente el desarrollo particular de determi­nadas conductas humanas, ha puesto en peligro en algunos casos y destruido en otros, varios de estos ecosistemas, de manera que para conseguir un supuesto beneficio en el bienestar del hombre y al mismo tiempo, éste ha visto como perjudicaba el desarrollo de otras especies de organismos.

La Economía y la actividad económica.

A la hora de analizar estas relaciones, es necesario, diferenciar entre la actividad económica como una actividad humana más, y la Economía como disciplina científica.

Entendemos que una evolución demográfica adecuada, la conservación de los recursos y la protección del entorno, son funciones necesariamente a optimizar, para el sosteni­mien­to de un desarrollo equilibrado, y con problemas interrelacionados, de manera que las variaciones producidas en el estado de uno de ellas, afectan a la situación de las otras.

El desarrollo industrial que ha alimentado y permitido la existencia de sociedades de consumo, durante los últimos años; ha provocado entre otras, dos consecuen­cias indeseables :

• La consolidación de las desigualdades económicas entre las áreas, a nivel internacional.

• Y el creciente deterioro del medio natural, sobre el que se asienta la actividad del hombre.

La actividad económica, de los países desarrollados preocupada por la creciente satisfac­ción de las necesidades materiales, ha descuidado en numerosas de sus actuaciones la considera­ción adecuada de los factores ambientales, y la utilización racional de los recursos naturales.

Como nos dice Galbraith: Uno sólo puede tener la esperanza de que la industriali­za­ción pueda ejercer un control sobre la población, como ya se está haciendo en China y en algunas partes de la India.

Solamente se puede esperar que la presión a nivel mundial por la multiplicación de mercancías de consumo llegue a disminuir en algún punto. El Dalai Lama sé preguntó: ¿ Cómo sería el mundo si cada uno tuviera un automóvil?. Eso es algo que no puede contemplarse”.1

La naturaleza, se utiliza directa e indirectamente, cuando los recursos existentes se transforman en productos, y cuando las entradas y salidas procedentes de la producción, afectan al medio ambiente. El cambio de materias primas, por desechos de la producción, es un hecho regularmente permitido, por el desarrollo científico y tecnológico. El espacio natural, ya no puede asimilar todas estas sustancias de modo conveniente. Los elementos emitidos, además de ser tóxicos para la flora y para fauna, son también perjudiciales para el ser humano.

Economía y Ecología ciencias complementarias.

La Economía y la Ecología se comunican, se manifiestan, en la intersección, que se genera entre las ciencias sociales y las ciencias naturales. Resulta bastante común, el considerar que los intereses de estas ciencias son antagónicos, sin embargo, un estudio más profundo de los elementos, objetivos, métodos, programas, instrumen­tos y conclusiones de ambas ciencias, nos indicará que poco acertada es esta consideración. En la mayoría de los casos, las dos ciencias deben complemen­tarse y en cualquier caso respetarse y tener en cuenta, los avances que indistinta­mente se producen en la una y en la otra. Eso pretende la Econosciencia ser una Economía con conciencia medioambiental que procura la igualdad entre las naciones y seres humanos.




1     John Kenneth Galbraith (1996). "El estado del bienestar sobrevivirá", El País,(21 de abril de 1996), de la serie Forum for Internatio­nal Policy, distribuido por Los Angeles Times Syndicate.


sábado, 3 de junio de 2023

Mi reflexión previa

    Es posible que esto, no sea más que el comienzo de un de registro experimental de reflexiones impropias de un economista, que observa, con incredulidad, la virtualidad de los fenómenos financieros  globales, que caracterizan el mundo del siglo XXI y desconfía de la vuelta al patrón oro, como remedio del siglo decimonónico.
    De las instituciones monetarias mundiales del siglo XX, creadas en Breton Woods,  nos quedan las reglas, que difícilmente, adaptaremos a la vertiginosa revolución digital que nos invade, en bruscos movimientos que hacen que la historia se cuente en minutos, segundos y milésimas de segundo.
   ¿Cómo debe afrontar la econosciencia, la parte mas sofisticada de la economía, la nueva realidad socioeconómica y el futuro que nos espera?
    Urge establecer nuevos paradigmas con base científica que nos ayuden en esta tarea.
    Sean bienvenidas, toda aquellas ideas, que nos aporten sugerencias para buscar nuevas soluciones, a las tremendas desigualdades que caracterizan el neocapitalismo tecnológico actual.